Perdiz entre los cardales
Éste es otro cuento que le conté a Tatiana cuando estaba viva.
Tatiana era veloz y rebelde y tenía el encanto y el susto de la perdiz silvestre. Por eso le inventé el cuento de la perdiz entre los cardales, cuando la tarde y las flores están moradas en el aire de la pampa.
Así le pasó a Tatiana que la sorprendió el cazador justamente cuando iba a entrar en la espiga de su adolescencia.
Pero la perdiz, como Tatiana, sigue siempre cantando en la soledad misteriosa de la ausencia a pesar de la muerte.
Éste es el texto que está escrito para la pieza nº 6 (Perdiz entre los cardales) de la suite La Música Muchacha. Mi profesora de piano, que estudió en el conservatorio Manuel de Falla y tuvo como profesor de contrapunto y composición al mismísimo J. F. Giacobbe, me contó que Tatiana era la hija de una familia muy amiga de él, y que murió por leucemia a los 13 años. La pieza es realmente hermosa aunque, claro, muy triste.
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