viernes, diciembre 04, 2009

Nuestras mascotas y la pirotecnia

También perros y mascotas se ven afectados por la pirotecnia

Alivios: medicamentos y otros métodos pueden ayudar a los animales domésticos a no tener pánico con el estruendo de los festejos.

Lunes 21 de diciembre de 1998, Diario La Nación

Siempre se dice que el perro es el mejor amigo del hombre. Sin embargo, parece que muchas veces la gente se olvida de su fiel compañero, sobre todo a la hora de los festejos.
El estruendo ocasionado por la pirotecnia, en efecto, repercute más que negativamente en el animal, que se sume en un estado de pánico y nerviosismo total.
Qué hacer, entonces, para aliviar el sufrimiento del can, lo que constituye una cuestión capital para el bienestar de todos, tanto para los dueños como para las asustadas mascotas.
Instruidos en el tema coinciden en que, si se suministra algún medicamento al animal, debe hacerse bajo un estricto control veterinario.
Por lo general se aconseja la aplicación de tranquilizantes suaves, que no produzcan efectos anestesiantes. El Acedán en gotas, por caso, suele ser el más utilizado.
Especialistas del Centro Médico Veterinario Belgrano, no obstante, alertaron que "las gotas no son inocuas y la gente las da sin ningún tipo de precaución. Como se dan por la boca la absorción es errática".
"En casos excepcionales se recurre al Diazepán, unos comprimidos que vendrían a ser el equivalente al Valium para los humanos", contó Adriana Ravena, veterinaria a cargo del Centro Veterinario Norte, y ejemplificó: "A perros muy nerviosos, como los de la raza siberiana, el Acedán no les hace nada, por eso se les administra el Diazepán".
Este último sedante debe aplicarse en dosis muy pequeñas y con mucho recaudo, porque de lo contrario se produce un efecto rebote, es decir, los perros se hiperexcitan en lugar de relajarse. Además, puede traer consecuencias fatales en perros epilépticos o con alto umbral de convulsiones. Peso y edad, en la balanza
Las dosificaciones varían de acuerdo con el peso y la edad del animal, aunque en algunos casos existe una predisposición racial. Por ejemplo, los boxer se caracterizan por ser particularmente sensibles a ciertos tranquilizantes (como la Acepromacina).
Pero, ¿existe la posibilidad de disminuir el impacto que los altos decibeles producen en el perro sin la necesidad de recurrir, invariablemente, a los tranquilizantes?
Para Claudio Gerzovich Lis, director del Servicio de Comportamiento Canino y Felino de la Facultad de Ciencias Veterinarias, ninguna medicación es 100 % eficaz. Consultado por La Nación , brindó algunas alternativas para evitarla.
En su opinión, lo ideal es acostumbrar al cachorro a los ruidos y, sobre todo, tratar de que los asocie con algo positivo. El ruido como incentivo
Por ejemplo, al mejor estilo Pavlov, podría activarse un sonido muy suave cada vez que se da de comer al perro, e incrementar el nivel de dicho sonido con el correr del tiempo.
Sin embargo, Gerzovich admitió que en estos tiempos la agresión auditiva es muy alta, y que "cada año que pasa los perros tienen más miedo ante un mismo nivel de estímulo".
No obstante, algunas personas no se rinden y adoptan remedios caseros para ayudar a sus animales.
Una técnica bastante común, según lo relatado por más de un vecino, es dejar al animal en algún lugar de la casa con la radio encendida, a un volumen considerable, como para disimular los estampidos que provienen de afuera. No es novedad que un ruido constante hace de cortina para los sonidos repentinos e inesperados. Por la calle con correa
Resulta importante advertir, de acuerdo con las recomendaciones de los veterinarios, que los perros no deben sacarse a pasear sueltos en estas épocas en que la pirotecnia surca los cielos de la ciudad, especialmente en la plazas, en donde hay chicos y adolescentes.
De lo contrario, el riesgo que se corre es grande. Es probable, en primer lugar, que los perros se asusten por los cohetazos, escapen corriendo y, en el peor de los casos, terminen bajo las ruedas de un auto. O, si están bajo los efectos de un sedante, pueden ser igualmente atropellados porque sus reflejos disminuyen.
Queda mencionar, por último, uno de los remedios más elementales pero más eficaces para calmar la angustia del perro: el amor que le puede brindar su dueño. Porque, dicen también, los verdaderos amigos son los que están no sólo en las buenas, sino sobre todo en las malas.

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